Existen
tres abadías de Thelema relacionadas con los asuntos tratados en La
verdadera historia de las sociedades secretas.
La
primera es la que aparece en la obra Gargantúa, de François Rabelais.
La
segunda, la que creó Francis Dashwood en Inglaterra.
La
tercera, la de Aleister Crowley en la isla de Cefalú.
1. Abadía
de Thelema (Théleme), de Rabelais
En su
obra Gargantúa, Rabelais dice que Gargantúa construyó una abadía para su
amigo el monje. El monje le pide que no sea una abadía como las demás, pues
bastante dificultad tendría él para gobernar a los monjes si no sabe siquiera
gobernarse a sí mismo.
La
petición agradó a Gargantúa, quien le ofreció todas sus tierras de Télema, a
orillas del Loira y a dos leguas del gran bosque de Port-Huault.
La abadía
de Thelema se regirá justo al contrario que todas las demás: no
tendrá muros, ni relojes, en ella ingresarán hermosas novicias, y también
muchachos hermosos; cualquiera podrá entrar o salir de la reclusión cuando
le apetezca y hombres y mujeres convivirán.
De las
hermosas páginas dedicadas a la abadía inversa de Thelema, selecciono la parte
que inspiró Francis Dashwood y Aleister Crowley.
Toda su
vida [la de los telemitas] estaba gobernada, no por leyes, estatutos o reglas,
sino según su voluntad y libre albedrío. Se levantaban del lecho cuando les
parecía bien, bebían, comían, trabajaban, dormían cuando les venía en gana.
Nadie los despertaba, nadie los obligaba ni a beber, ni a comer, ni a hacer
cualquier otra cosa. Así lo había establecido Gargantúa. En su regla no existía
más que esta cláusula: HAZ LO QUE QUIERAS
No es
demasiado aventurado suponer que Rabelais leyera los escritos mágicos del Corpus
Hermeticum traducidos por Marsilo Ficino, o bien la Tabla Esmeraldina, en
la que aparece la palabra Thelema (voluntad).
Algunos
estudiosos de Rabelais, como Alicia Yllera, consideran que Rabelais tomó el
nombre de un libro que se sabe llegó a leer, el misterioso Sueño de Polifilo,
atribuido a Francesco Colonna, pero también a Luis Bautista Alberti. En esa
obra, Thelemia es una de las ninfas que guía a Polifilo en su extraño viaje.
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septiembre
16, 2009
(mencionada en La verdadera historia de las
sociedades secretas, 11,176, 282s, 311, 341-343)
La abadía
de Aleister Crowley en la isla de Cefalú se llamaba Thelema (342).
Probablemente
se inspiró en la abadía de Thelema que aparece en el Gargantúa de
Rabelais (283) y es seguro que Crowley también conocía la abadía de
Thelema de Francis Dashwood, y quizá la sociedad secreta de los Caballeros del
Júbilo, de John Toland (282s), que también imitaban a Rabelais.
Sin
embargo Crowley aseguraba que su filosofía de Thelema (“Haz lo que
quieras y eso se convertirá en ley”) le fue inspirada por algún espíritu
durante un viaje a El Cairo.
Curiosamente,
la palabra aparece en la Tabla Esmeraldina (ver), un misterioso escrito
que suele asociarse al Corpus Hermeticum traducido por Marsilo Ficino
para Cosme de Medicis, pero que es, sin duda, anterior a la Tabla.
En las
páginas 342 y 343, se intenta desentrañar la rocambolesca historia de Thelema,
y se menciona también su relación con Agustín de Hipona.
(Ver
también: Thelema, abadía de)
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septiembre
16, 2009
(mencionada en la página 342 de La verdadera
historia de las sociedades secretas)
Escrito
atribuido a Hermes Trimegisto.
Aunque la
Tabla Esmeraldina no es uno de los escritos del Corpus Hermeticum, sin
embargo, desde que Marsilo Ficino tradujo aquellos extraños textos, ha estado
asociada a ellos.
A
continuación, el texto de la Tabla Esmeraldina:
Es real,
sin mentira, cierto y muy verdadero.
Lo que
que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que
está abajo, para hacer los milagros de una sola cosa.
Y así como todas las cosas han salido de una cosa por el pensamiento de uno, así mismo todas las cosas han nacido de esta cosa por adaptación.
Y así como todas las cosas han salido de una cosa por el pensamiento de uno, así mismo todas las cosas han nacido de esta cosa por adaptación.
Su padre
es el Sol, su madre es la Luna, el viento lo ha llevado en su vientre; la
tierra es su nodriza. Ahí está el padre de todo el Thelema del Universo.
Su
potencia sobre la tierra no tiene límites.
Separarás
la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, suavemente, con gran industria. El
que sube la tierra al cielo y en seguida vuelve a bajar sobre la tierra, y
recoge la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Así tendrás toda la gloria
del mundo, por eso toda la oscuridad se alejará de tí.
Es la
fuerza fuerte de toda fuerza, porque vencerá toda cosa sutil y penetrará toda
cosa sólida. Así es como fué creado el mundo. He ahí la fuente de admirables adaptaciones,
aquí indicada. Por eso he sido llamado Hermes Trismegisto, que posee las tres
partes de la Filosofía Universal. Lo que he dicho de la operación del
sol, es completo.
Thelema
(ver Telema) ha sido traducido como “Voluntad”.
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