La investigación más extensa hasta la 
fecha ha confirmado la intuición popular de que el negocio de la droga 
recae fundamentalmente en los países que consumen sustancias como la 
cocaína, más que en los países que las producen. ¿Por qué nunca o casi 
nunca se detienen capos en Estados Unidos? ¿Acaso los narcotraficantes 
mexicanos y colombianos dominan a sus anchas uno de los negocios más 
jugosos del planeta? La repuesta parece ser que los capos de países 
consumidores como Estados Unidos son los bancos que lavan el dinero y 
las autoridades que permiten que florezca el narcotráfico.
El diario británico The Guardian reporta sobre el estudio Anti-Drugs Policies In Colombia: Successes, Failures And Wrong Turns,
 realizado por Alejandro Gaviria y Daniel Mejía, al parecer el más 
completo hasta la fecha en lo que se refiere al análisis de los 
mecanismo financieros que operan en el tráfico de drogas, 
específicamente la cocaína colombiana.
El estudio revela que sólo el 2.6% del 
valor que genera la cocaína producida en Colombia permanece en ese país,
 mientras que el restante 97.4% es capitalizado por sindicatos 
criminales y bancos que lavan el dinero en países consumidores de primer
 mundo. Esta minúscula derrama económica contrasta con la gran cantidad 
de violencia que se genera en los países donde se produce la droga — y 
donde se centra la guerra contra la droga.  Gaviria, uno de los autores,
 hace una provocadora analogía: “que pensarían los estadounidenses si 
los índices de homicidios se dispararan  en Seattle porque el consumo y 
el negocio de la cocaína  estuviera migrado a Canadá”. Se calcula que la
 cocaína colombiana es un negocio de 300 mil millones de dólares al año,
 de los cuales sólo 7.8 mil millones se quedan en  Colombia.
“Si los países como Colombia se 
beneficiaran económicamente del tráfico de drogas, habría un cierto 
sentido en todo esto. Sin embargo, hemos pagado el precio de las 
ganancias de otros –Colombia recientemente, y ahora México”, recalcó 
Gaviria.
Daniel Mejía añade que existe una gran 
diferencia entre la regulación en los bancos colombianos y los bancos en
 países como Estados Unidos, donde no se investiga el lavado de dinero 
con el mismo escrutinio. “Todo el sistema operado por las autoridades en
 las naciones consumidoras está basado en ir detrás del pequeño 
productor, el más débil en la cadena y nunca detrás del gran negocio y 
de los sistemas financieros donde están las grandes cantidades de 
dinero… Es tabú perseguir a los grandes bancos. Es suicidio político en 
este clima económico porque las cantidades de dinero reciclado son tan 
altas”.
Hace dos años se inició una investigación al banco Wachovia
 (ahora Wells Fargo) por lavar 380 millones de dólares del narco 
mexicano. El banco admitió haber transferido 110 millones de dólares de 
México a Estados Unidos y no monitorear 380 millone de dólares. Dos años
 después el banco ha sido  absuelto y nadie ha ido a la cárcel. Esta es 
la imperante impunidad de estas instituciones que son “demasiado grandes
 para caer”.
[The Guardian]

 
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