En estos momentos Goldman Sachs celebra 
la triunfal cotización bursátil de las acciones de Facebook, la cual 
orquestó y en cuya venta inicial obtuvo mas de mil millones de dólares. 
Pero el pastel no termina ahí para este banco que perennemente supera 
sus máximas ganancias.
Ante el proceso electoral de este año en
 Estados Unidos, Goldman, como suele hacer, ha asegurado el privilegio 
de ambos candidatos, con jugosas donaciones a sus campañas. La historia 
se repite.
En el 2008 Goldman Sachs fue uno de los 
principales contribuidores a la campaña de Obama, quien, como candidato 
había prometido acabar con los privilegios y con el amafiado modus operandi
 de Wall Street –una promesa sumamente popular en el centro de una 
profunda crisis financiera que aún afecta los bolsillos de la clase medi
 y baja de Estados Unidos. Evidentemente Obama no sólo no acabó con esta
 estructura que asfixia al ciudadano promedio (“como un calamar vampiro”, en palabras del analista Matt Taibi), sino que ayudó a incrementar el poder de los grandes bancos.
Goldman Sachs fue el banco que más 
dinero recibió del rescate multimillonario de la aseguradora AIG,  pese a
 que había jugado un papel importante ( y moralmente nefando) en la 
especulación financiera que propicio la debacle de esta aseguradora y de
 la burbuja inmobiliaria. A un año de la crisis que supuestamente 
arrastró a todo Estados Unidos, Goldman Sachs ya reportaba un récord de 
ganancias. Millones de estadounidenses, mientras tanto, habían perdido 
su trabajo y luchaban por pagar sus monumentales deudas.
Obama, como otros presidentes antes, no 
sólo le pagó a Goldman Sachs con miles de millones de dólares de los 
contribuyentes a través del rescate financiero, también lo hizo 
colocando hasta a 10 ex ejecutivos de Goldman en su gabinete financiero y
 en su staff más cercano.
 Pese a esta connivencia íntima con Barack Obama, Goldman Sachs también 
duerme con su adversario, el virtual candidato presidencial republicano 
Mitt Romney. Nadie aportó más a la campaña para la nominación republicana de Romney que Goldman Sachs,
 de esta manera seguramente cubriendo sus espaldas y asegurando que, 
gane quien gane, Goldman gana y las cosas seguirán igual. Después de 
todo, estas donaciones pueden verse como inversiones, y considerando las
 futuras ganancias, son inversiones quizás aún más jugosas que las que 
han hecho los socios de Facebook. ¿Quien dice que no se puede exprimir, 
incesantemente, jugo de una burbuja?

 
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