Una de las formas de medir la 
desigualdad económica y social (uno de los mecanismos fundamentales del 
sistema económico prevaleciente) es señalar las diferencias entre la 
paga que mensualmente reciben los trabajadores en distintos países del 
mundo.
Como sabemos, el salario no se relaciona
 únicamente con el trabajo realizado, sino también con otros aspectos 
como las prestaciones y las condiciones laborales, las políticas de 
protección que se implementan desde el gobierno, las llamadas 
“conquistas sindicales” y, en suma, un entramado que hace del trabajo y 
su salario una de las categorías más elocuentes de una realidad social 
contemporánea.
La Organización Internacional del 
Trabajo recién publicó los cálculos realizados en 72 países (omitiendo 
algunas de las naciones más pobres del mundo): un listado que promedia 
los sueldos y ajusta el resultado a los costos de vida correspondientes,
 usando para esto la “Paridad del Poder Adquisitivo del Dólar” (PPP, por
 sus siglas en inglés), unidad utilizada en los estudios económicos para
 realizar comparaciones internacionales de estándares de vida.
Así, salvo por Estados Unidos y Corea 
del Sur (en los lugares 4 y 10, respectivamente), el top de esta lista 
pertenece casi exclusivamente a países europeos, algunos de los cuales 
ya es habitual encontrar en las mismas posiciones de otros estudios 
sobre condiciones socioeconómicas: Luxemburgo, con 4,089 dólares PPP 
mensuales encabeza la estadística.
Destaca, sin embargo, que después de 
esto la clasificación es variopinta y da cuenta del proceso de 
globalización por el cual la distribución económica es menos polarizada.
 Naciones asiáticas como Singapur o africanas como Sudáfrica se 
encuentran en un sitio que hasta hace unos años parecería impensable en 
listas como esta.
Con todo, pareciera ser que esto no 
sucede en América Latina, cuyos países se mantienen en esa aura 
mediocridad que los ha caracterizado desde hace varias décadas e incluso
 en algunos casos como el de México o Colombia, yéndose francamente 
hacia el sótano a hacer compañía a países históricamente desprotegidos y
 en condiciones evidentemente desventajosas como Mongolia o Tayikistán.
Finalmente vale la pena advertir que el 
promedio no es siempre el mejor parámetro de comparación en casi ningún 
escenario, pues incorpora en un mismo cálculo a los extremos más 
elevados y los más bajos.
La tabla interactiva en el sitio de la BBC

 
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